El lenguaje visual es capaz de alcanzar niveles de conexión con el espectador que le lleven a rincones en donde el universo que nos rodea adquiere tintes que apenas acertábamos a ver con otros ojos. Valverde nos aporta esa otra mirada, desde su particular zona de confort que atrapa a todo aquél que consigue asomar la cabeza por su ventana.